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¿México es capitalista? ¿O socialista? ¿Qué es el neoliberalismo? Para responder a éstas preguntas y saber si estás a favor o en contra y no dejarte manipular, primero hay que entenderlas.

El estudio de la economía se presta a ideologías y manipulaciones que la alejan de la realidad, pero en general hay un consenso de lo que sí funciona y de lo que no funciona.

Un primer consenso: el beneficio del libre mercado es que los consumidores puedan contar con varias opciones, de alta calidad, a un precio accesible de acuerdo con su ingreso: para comer, para vestirse, para vivienda, para salud, para educación y de oportunidades de trabajo.

Detrás del libre mercado también hay una idea de libertad, que nadie decida por tí.

Siguiendo con ésta idea podemos medir como le va a cada país: ¿A la gente le alcanza para vivir o no? Los mejorcitos son países como Suecia y Francia, con un mercado libre pero también un Estado grande al servicio de los ciudadanos, aunque sea muy imperfecto. Le siguen los Estados Unidos en donde la mayoría de la gente es de clase media, pero con grandes problemas en acceso a servicios de salud, y con una parte de la población a la que le está costando seguir siendo de ésa clase media.

Los regímenes “socialistas” hasta la fecha han fracasado porque no deciden los ciudadanos consumidores, están a merced de las ocurrencias del dictador en turno, y porque se limita a los productores.

En México para la mayoría de la gente las opciones son limitadas y su ingreso no alcanza: hay 50 millones de pobres incluyendo a 11 millones en pobreza extrema, a pesar de los “programas sociales” y que el desgobierno de AMLO ha quemado billones (millones de millones) de pesos en proyectos fracasados. Hay una buena parte de la clase media que en cualquier momento regresa a la pobreza si sufre un revés en el trabajo o de salud. Para los demás hay en general más opciones pero también grandes carencias, por ejemplo precisamente en el acceso a servicios de salud.

Anticipar las excusas estúpidas de los pejezombis: “Uy pero ya venía desde antes”. “¿Y en seis años se iba a arreglar?” Si te prometió que iba a mejorar y empeoró, te mintió AMLO. No seas como los pejezombis que se tragan todos los sapos.

Segundo consenso: no hay mercado que pueda beneficiar a los consumidores si no hay estado de derecho, es decir reglas claras del lado de los ciudadanos consumidores y para las empresas que buscan venderles servicios y productos; con una autoridad que pueda hacer válidas las leyes.

En México el estado de derecho era raquítico antes del año 2000, desde entonces se avanzó pero otra vez empeoró desde el 2018 porque AMLO se cree por encima de la ley. La tercera parte del país está en manos del narco: tienes que pagarles por tu vivienda; tienes que pagarles para poder producir; tienes que pagarles para poder transportarte; o te matan. En el Estado de Guerrero se vive la ley de la selva.

Tercer consenso: solo puede haber estado de derecho a través del control democrático del Estado, es decir plena democracia.

Después de la enorme crisis de los 80 hubo una apertura comercial que implicaba más opciones para los consumidores y una conexión productiva con la potencia económica de los Estados Unidos; pero también hubo un gran error político: continuar con una dictadura sexenal, que duró hasta las primeras elecciones libres del año 2000. Desde entonces han habido avances pero a partir del 2018 otra vez grandes retrocesos porque AMLO quiere tener el poder absoluto.

Hoy el pueblo no está representado, salvo por algunos pocos diputados, senadores, presidentes municipales y gobernadores de la oposición. El partido MoReNa obedece ciegamente a AMLO, no representa a los ciudadanos que votaron por ellos. Una muestra: después de jurar por la desmilitarización, obedecieron a la militarización de AMLO. En MoReNa no tienen principios ni ideología, es otro PRI.

Hay un corolario importante de este consenso: Para varios servicios y productos el libre mercado no será capaz de ofrecer lo que necesitan los consumidores, como salud y educación de calidad, aún cuando se cumplan éstas condiciones; es entonces que deberían ser ofrecidas por el Estado, de la manera más eficiente posible.

En México el Estado es particularmente corrupto, estuvo privatizado en manos de un grupo de personas durante 70 años con el PRI, y ahora de plano al servicio de una sola persona, AMLO. Esto quiere decir que pocas veces ha estado en condiciones de ofrecer servicios públicos de calidad: todo se lo roban.

Además el Estado mexicano hoy es particularmente inepto: no se contratan a los expertos, únicamente a lambiscones obedientes e inútiles.

Las consecuencias nocivas las estamos viviendo, desde la peor inseguridad en la historia con 185,000 homicidios y 44,000 desaparecidos, hasta extorsiones, secuestros, asaltos y apagones por ideas retrógradas.

Todo lo anterior explica la crisis que vive México en éste momento, y el papel que ha jugado AMLO en ella, pero hay además una parte social y cultural: se intercambian favores en juegos de poder, muchas veces los bienes y servicios son secundarios; lo cual implica que el ciudadano consumidor tiene aún menos opciones y poco poder de negociación; pero también que no se le exigen resultados al Estado y a los representantes de los ciudadanos, empezando por el presidente.

Regresémos a la pregunta original: el capitalismo en México siempre ha sido secundario al juego político: los empresarios se adaptan a las reglas del juego impuestas por los políticos a través del Estado; ¿A quienes les va mejor? A los que saben llevar la relación con los políticos, no a los que ofrecen los mejores productos y servicios a los consumidores; ésto cambió con la apertura comercial de los 90, cuando muchas empresas no supieron competir contra los extranjeros, pero la base ahí sigue, sólo es necesario ver quiénes son los mexicanos más ricos y cómo varios aumentaron su fortuna precisamente en este sexenio, el de “primero los pobres”.

México de igual manera nunca ha sido socialista, ni tenía posibilidad alguna de serlo: servir a un grupo o a una sola persona como AMLO es lo opuesto de servir al pueblo.

Criticar al capitalismo y no al sistema más profundo es una pérdida de tiempo, porque es secundario. Una vez resuelto el problema de fondo, al capitalismo solo hay que ponerle reglas y límites claros, con énfasis en el valor y los derechos de los ciudadanos consumidores, de su bien común como el medio ambiente, la educación y la salud, por encima de las empresas y del mismo Estado.

¿Quieres empezar a enderezar al país? ¿Quieres un Estado que trabaje para todos los mexicanos y no solamente para AMLO y su mafia del poder? Vota por Xóchitl.

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