La equivalencia de certeza y los apoyos gubernamentales en efectivo.

LA INSOSPECHADA RACIONALIDAD DEL ELECTORADO EN MÉXICO.

Contribución de Marcelino Cisneros.

Equivalencia de certeza bajo aversión al riesgo

Cuando las personas se enfrentan a resultados inciertos, a menudo muestran aversión al riesgo, lo que significa que prefieren un resultado garantizado a uno arriesgado, incluso si el resultado arriesgado tiene un valor esperado más alto. Este fenómeno puede explicarse por el concepto de equivalencia de certeza.

La equivalencia de certeza (EC), de un prospecto riesgoso es el monto que haría que un individuo fuera indiferente entre recibir dicho pago y el prospecto riesgoso. En otras palabras, es la cantidad de dinero que, si se recibe con certeza, le proporcionaría el mismo nivel de utilidad que la perspectiva incierta.

Bajo aversión al riesgo, la EC de un prospecto riesgoso siempre será menor que el valor esperado de ese prospecto. Esto se debe a que las personas con aversión al riesgo valoran más la certeza de un resultado en comparación con la ventaja potencial de una perspectiva arriesgada.

El grado en que la EC se desvía del valor esperado depende de la preferencia de riesgo del individuo, que se puede cuantificar mediante una función de utilidad. Las personas más reacias al riesgo tendrán una mayor brecha entre la EC y el valor esperado, ya que otorgan una mayor prima a la certeza.

El concepto de equivalencia de certeza es particularmente relevante en la toma de decisiones bajo incertidumbre, como en el contexto de inversiones, seguros o políticas gubernamentales: puede ayudar, tanto a los responsables de la formulación de políticas como a las personas, a evaluar el verdadero valor de los resultados con riesgo desde la perspectiva de agentes con aversión al riesgo, lo que en última instancia conduce a decisiones más informadas y que mejoran el bienestar.

Evaluación de servicios públicos bajo incertidumbre

El análisis de la equivalencia de certeza puede ampliarse aún más para considerar la posibilidad de que los gobiernos exploten la falta de información de los ciudadanos acerca de los verdaderos costos de los servicios públicos con incertidumbre acerca de su eficiencia o deficiencia.

Un ejemplo sería una situación en que el gobierno reduzca deliberadamente la calidad de los servicios públicos; en particular, por ejemplo, los servicios de salud: En esta situación, los ciudadanos pueden tener la opción de recibir “apoyos” en efectivo en lugar de estos servicios deteriorados. Desde la perspectiva de la equivalencia de certeza, los ciudadanos con aversión al riesgo pueden preferir -racionalmente- los pagos en efectivo, ya que la utilidad asociada al efectivo con certeza es mayor que la asociada al uso de los servicios de salud, inciertos y posiblemente insatisfactorios.

Sin embargo, el gobierno puede aprovechar la información limitada de los ciudadanos respecto de los verdaderos costos del propio bolsillo del ciudadano, asociados con la mala atención médica pública, para crear la ilusión de que los apoyos en efectivo están compensando adecuadamente la disminución de la calidad del servicio.

En realidad, los pagos en efectivo pueden no cubrir completamente los gastos adicionales en los que deben incurrir los ciudadanos para obtener atención médica adecuada de fuentes privadas o alternativas, situación que no puede ser identificada con claridad por los ciudadanos en virtud de información imperfecta, opacidad y/o distorsiones en los mercados.

Esta asimetría de información puede reforzar aún más el círculo vicioso, ya que los ciudadanos pueden verse tentados a apoyar la estrategia del gobierno de intercambiar apoyos en efectivo por servicios públicos cada vez más deteriorados, creyendo que están siendo compensados adecuadamente. El gobierno puede, entonces, seguir sub-financiando y descuidando el sistema de salud pública, con la certeza de que los ciudadanos aceptarán los pagos en efectivo como compensación razonable.

Con el tiempo, esta dinámica puede llevar a una situación en la que la calidad de los servicios públicos -en este caso, los servicios de salud- se deteriore hasta el punto de que los apoyos en efectivo ya no cubran los verdaderos gastos de bolsillo en que incurren los ciudadanos. Sin embargo, es posible que la ilusión inicial de compensación ya haya solidificado el apoyo político al gobierno, lo que hace que sea cada vez más difícil para los ciudadanos reconocer y abordar -con claridad y eficiencia- el problema subyacente.

Propuestas para la evaluación y elaboración de políticas públicas

Para romper este círculo vicioso, los políticos y burócratas responsables, los ciudadanos y -en general, la sociedad en su conjunto- deben trabajar para:

  1. Mejorar la transparencia y el acceso a la información sobre los verdaderos costos de los servicios públicos -en particular aquéllos que presentan deficiencias- y la idoneidad de los apoyos en efectivo para compensar los costos asociados.
  2. Fortalecer los mecanismos de supervisión pública y rendición de cuentas para garantizar que el gobierno no explote las asimetrías de información en aras del clientelismo y el apoyo político; y
  3. Desarrollar enfoques políticos alternativos que alineen los incentivos del gobierno y los ciudadanos hacia la prestación de servicios públicos de alta calidad, asequibles y accesibles.

Al abordar las brechas de información y los incentivos políticos creados por el marco de equivalencia de certeza, los responsables de la formulación de políticas públicas pueden trabajar para crear un sistema más equitativo y sostenible de prestación de servicios públicos, en el que se priorice el bienestar de los ciudadanos por encima de los beneficios políticos a corto plazo.

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